La obesidad infantil es un problema que adquiere cada vez mayores dimensiones, hasta convertirse en preocupante, según reconoció ayer el endocrino Manuel Botana en unas jornadas que se celebraron en el HULA. El especialista, que alertó de que cada vez son más frecuentes los niños que acuden a su consulta con hipertensión, colesterol alto y diabetes tipo II, insistió en que es muy importante la concienciación en el ámbito familiar. «Los niños no comerán bien si nosotros no comemos bien», explicó en relación a los padres.
El endocrino reconoció que muchos padres no son capaces de enseñar a sus hijos a comer de forma sana. «Da trabajo hacerlo y en muchos casos prefieren discutir menos, aunque coman peor». Según Botana, no se dan cuenta de que la obesidad no solo supone colesterol alto, problemas de hipertensión o glucosa elevada, sino que, a la larga, aumenta la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, el cáncer y limita la calidad de vida.
El especialista del HULA reconoció que en los últimos años muchos pacientes en su consulta habían comentado que no podían llevar una vida sana por problemas económicos. «Este es un concepto erróneo -dijo- comer sano no es más caro que comer mal». «Tenemos que hacer ver a las personas que lo prioritario no es llenar el estómago, sino ingerir lo que necesitamos».
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